sábado, 20 de junho de 2015













(LA ONDA DIGITAL - URUGUAY - Traducido por Cristrina Iriarte) - El Senado Federal aprobó, esta semana, la constitución del Nuevo Banco de Desarrollo el llamado Banco de los BRICS, formado por los gobiernos de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, con un capital final previsto en 100 mil millones de dólares. La Cámara de Diputados ya había dado su autorización para la participación de Brasil en el proyecto, más allá de la constitución de un fondo de reservas para préstamos multilaterales de emergencia también por un valor de 100 mil millones de dólares.
Formar parte del Banco de los BRICS, y del propio grupo BRICS, de forma cada vez más activa, es algo esencial para Brasil, y para su inserción, con alguna posibilidad de autonomía y de éxito, en el nuevo mundo que se dibuja en el Siglo XXI.
En este nuevo mundo, la alianza anglo-norteamericana, y entre los Estados Unidos y Europa, que ya de por sí no es monolítica, cuyas contradicciones se pusieron en evidencia por sucesivas crisis capitalistas en estos primeros años del siglo, está siendo sustituida, paulatinamente, por el desplazamiento del poder mundial hacia una nueva Eurasia emergente – que no incluye a la Unión Europea – y, principalmente, hacia China, listos a superar, en pocos años, a los EE.UU. como la mayor economía del mundo. mauro-santayana-250Pekín ya es, desde 2009, el mayor socio comercial de Brasil, y también el mayor socio económico de muchos de los países latinoamericanos.
China ya es, también, la mayor plataforma de producción industrial del mundo.
Ya pasó el tiempo en que sus fábricas producían artículos de dudosa calidad, y, hoy, sus centenas de miles de ingenieros y cientistas – incluso en las universidades occidentales es difícil que se haga un descubrimiento científico de importancia sin la presencia o el liderazgo de un chino en el equipo – producen tecnología de punta que, muchas veces, no está disponible ni siquiera en los países occidentales más avanzados.
En este nuevo mundo, China y Rusia, rivales durante ciertos períodos del siglo XX, se están preparando para ocupar y desarrollar, efectivamente, las vastas estepas y cadenas de montañas que las separan y los países que en ellas se encuentran, construyendo, en esta inmensa frontera, hoy todavía poco ocupada, decenas de ciudades, carreteras, vías e hidrovías.
La pieza central de este gigantesco proyecto de infraestructura es el Gasoducto Siberiano. También llamado Gasoducto de Eurasia, fue lanzado en septiembre del año pasado en Yakutsk, en Rusia, e irrigará la economía china con 38 mil millones de metros cúbicos de gas natural por año, para hacer frente al mayor contrato de la historia, por un valor de 400 mil millones de dólares, que fue firmado entre los dos países.
En este nuevo mundo, la India, cuya población era masacrada, no hace muchas décadas atrás, por parte de la caballería inglesa, posee misiles con ojivas atómicas, es dueña de la Jaguar y de la Land Rover, del mayor grupo de acero del planeta, es el segundo mayor exportador de software del mundo, y manda, con medios propios, sondas espaciales a la órbita de Marte.
Y Brasil, que hasta hace poco tiempo, debía 40 mil millones de dólares al FMI, es acreedor del Fondo Monetario Internacional, y el tercer mayor acreedor exterior de los Estados Unidos.
Manipulada por una matriz informativa y de entretenimiento producida o reproducida a partir de los EE.UU., diseminada por redes y distribuidoras locales y por los mismos canales de TV por cable norteamericanos que pueden ser vistos en muchos otros países, la mayoría de la población brasileña ignora, infelizmente, la existencia de este nuevo mundo, y el surgimiento de esta nueva realidad que podrá influir, independientemente de su voluntad, en su propia vida y en la vida de la humanidad en los próximos años.
Más grave aún. Parte de nuestra opinión pública, justamente la que se considera, irónica y teóricamente, la más bien informada, se empeña en combatir a hierro y fuego este nuevo mundo, basada en un anticomunismo tan inconsistente como superado, que resurge como el aliento putrefacto de una momia, resucitando, como en las películas post-apocalípticas, a miles de zombis ideológicos.
Los mismos hitlernautas que alertan hacia los peligros del comunismo chino en sus comentarios en Internet y piensan que es un absurdo que Pekín, de un monto de 4 mil millones de dólares en reservas internacionales, le preste dinero a la Petrobras, o para infraestructura, al gobierno brasileño, usan tablets, celulares, computadoras, televisores de pantalla plana, automóviles, producidos por marcas chinas, o que poseen piezas “Made in China”, fabricadas por empresas estatales chinas o con capital público chino del Industrial & Commercial Bank of China, ICBC, el mayor banco del mundo.
Hijos de estancieros que producen soja, pollos, carne vacuna, de cerdo, destilan odio contra la política exterior brasileña, así como funcionarios de grandes empresas de minería, cuando no tendrían a quien vender sus productos, si no fuese por la demanda rusa y, en muchos casos, la china.
Nuestras empresas con negocios en el exterior son atacadas y ridiculizadas, como si sólo las empresas extranjeras tuviesen el derecho de instalarse y de hacer negocios en otros países, inclusive el nuestro, para enviar divisas y crear empleos, con la venta de servicios y equipos, en sus países de origen. Es preciso entender que al formar una alianza estratégica con Rusia, China, India y Sudáfrica, Brasil no precisa, ni debe, necesariamente, congelar sus relaciones con los Estados Unidos o con la Unión Europea. Pero podrá, con ellos, negociar en una condición más altiva y más digna como jamás lo hizo en el pasado.
Es en este sentido que se inserta la aprobación del Banco de los BRICS por parte del Congreso.
A pesar de haber escalado, desde 2002, siete posiciones entre las mayores economías del mundo, Europa y los EE.UU. se niegan, hace años, a reformular el sistema de cuotas para dar mayor poder a Brasil, y a otros países de los BRICS, en el FMI y en el Banco Mundial.
Si no lo quieren que no lo hagan. Como muestra el Banco de los BRICS, podemos crear nuestras propias instituciones financieras multilaterales.
Los BRICS, tienen, hoy, como grupo, no sólo el mayor territorio y población del mundo, sino también más del doble de las reservas monetarias de los EE.UU., Japón, Alemania, Inglaterra, Canadá, Francia e Italia, sumados. Lo que le molesta a los Estados Unidos y a Europa, y a sus acólitos, en Brasil, no es el supuesto comunismo o “bolivarianismo” del actual gobierno, sino el nacionalismo posible, hasta cierto punto tímido, políticamente contenido, y siempre combatido, de los últimos años.
Existe una premeditada, permanente, hipócrita, subalterna, entreguista, presión, que no se afloja, enfocada en que se abandone una política exterior mínimamente independiente y soberana, que pueda situar a Brasil, geopolíticamente, frente a los desafíos y a las oportunidades del mundo cada vez más complejo y competitivo del siglo XXI.

EL PT, EL PSDB Y EL ARTE DE ENGORDAR A LOS BUITRES.













(LA ONDA DIGITAL - URUGUAY - Traducido por Cristrina Iriarte) - Si existió un error recurrente, que puede ser trágico en sus consecuencias, cometido por la generación que participó de la lucha por la redemocratización de Brasil, fue permitir que la flor de la libertad y de la democracia, germinada en aquellos tiempos memorables, fuese abandonada, a su propia suerte, en el corazón del pueblo, relegada a segundo plano por la batalla, encarnizada y cortoplacista, de sus diferentes facciones, por el poder.
Se perdió la oportunidad – y en esto también debemos hacer un “mea culpa” – de aprovechar el impulso democrático, surgido de la muerte trágica de Tancredo Neves, para incluir en la currícula escolar de instituciones públicas y privadas, obligatoriamente, la enseñanza de nociones de ciudadanía y de democracia, así como de los Derechos del Hombre, establecidos en la Carta de las Naciones Unidas, y este tema podría haber sido específicamente tratado en la Constitución de 1988 y no lo fue. Al no haberse hecho esto, en aquel momento, la ascensión al poder de un auto-exiliado, el señor Fernando Henrique Cardoso, podría haber llevado al enfrentamiento de esta llaga histórica, y, más aún, por las mismas y más fuertes razones – la cuestión debería haber sido enfrentada en ocasión de la llegada al poder de un líder sindical proveniente de la capa menos favorecida de la población, dispuesto a entender la importancia de dar a otras personas como él, el acceso a la formación política que le permitió cambiarse a sí mismo e intentar, de alguna manera, hacer lo mismo con su país. Sin embargo, en varios años, no se hizo nada en este sentido.
Incluso tratándose de un tema fundamental – el explicarle a los brasileños, más allá de las eventuales campañas electorales llevadas a cabo por parte de la Justicia Electoral, la división y la atribución de los Tres Poderes de la República, nociones del funcionamiento del Estado, de los derechos y deberes del ciudadano, y de como se procesa, por medio del voto, la participación de la población – nunca hubo, y tratamos el tema muchas veces, ninguna iniciativa de este tipo, aunque pudiese haber sido adoptada en cualquier momento, por cualquier administración municipal.
Se pensó, equivocadamente, que bastaba volver a la elección, por el voto directo, del Presidente de la República, y redactar y promulgar un nuevo texto constitucional, para que se consolidase la Democracia en Brasil. En realidad, estas dos circunstancias deberían haber sido vistas apenas como el primer paso para un cambio más efectivo y profundo, que tendría que haber comenzado por una verdadera educación cívica y política de la población.
Se imprimió la Democracia en millones de ejemplares de la Constitución de la República, pero no en los corazones y mentes de la población brasileña.
De un pueblo que venía, históricamente, de una serie de cortas experiencias democráticas, interrumpidas por numerosos golpes, contra-golpes de todo tipo; educado a lo largo de las dos décadas anteriores, dentro de los ritos y mitos de una dictadura que precisaba justificar, de forma perentoria, el derrocamiento de un gobierno democrático y nacionalista – ungido por el plebiscito que le otorgó la victoria al presidencialismo – con la disculpa del bovino anticomunismo de la Guerra Fría, ciego e ideológicamente manipulado a partir de una potencia extranjera, los Estados Unidos.
A la ausencia de un programa de educación democrática para la población brasileña – y de la defensa de la Democracia como parte integrante, permanente, necesaria, a nivel del Congreso y de los partidos, del discurso político nacional, se sumó, en los últimos tiempos, la deletérea criminalización y judicialización de la política, antes, después y durante las campañas electorales.
Como parece no darse cuenta que la desestructuración de la Petrobras, del BNDES, de las grandes empresas de infraestructura, de otros bancos públicos, creará un efecto cascada que perjudicará a toda la nación, legándole una victoria pírrica, en el caso que llegue al poder en 2018, la oposición tampoco comprende, que al incentivar u omitirse, oficialmente, con relación a los ataques a la Democracia y a los llamados al golpismo por parte de algunos segmentos de la población, está dando un tiro por la culata, que sólo favorecerá a una tercera fuerza, con relación a la cual comete un terrible error, se cree que tiene una menor posibilidad de venir a controlar.
La misma cantidad del público radicalmente contrario al Partido de los Trabajadores, extiende ahora, paulatinamente, el proceso de criminalización de la política al PSDB y a otros partidos contrarios al PT, y ya hay quien defiende, en Internet y en las redes sociales, la tesis de que el país precisa librarse de las dos leyendas, y que la salida sólo vendrá por medio del rápido surgimiento de otra alternativa política, o de una intervención militar.
Bien intencionado en el área social, en la macroeconomía, en algunos momentos, y en áreas como las Relaciones Exteriores y Defensa, y actuando casi siempre bajo presión, el PT cometió innumerables errores – y no sólo de orden político – en los últimos años.
Dejar de investigar, con el mismo rigor que revitaliza ahora, ciertos episodios ocurridos en los ocho años anteriores a su llegada al poder, fue uno de ellos. Abrir la puerta a paracaidistas que nada tenían que ver con los ideales de su origen, atraídos por la perspectiva de poder, también fue un equívoco.
Como lo fue cerrar los ojos hacia el hecho de que algunos de sus militantes estaban cayendo, paulatinamente, en la tentación de dejarse seducir y contaminar, también, por las bendiciones y posibilidades derivadas de las victorias en las urnas. El mayor de todos, sin embargo, fue dejar de contestar, desde el principio, aquellos ataques más estrafalarios, sin otra motivación que la del odio y del preconcepto, que se evidenció desde que llegó a la Presidencia de la República.
Al adoptar, de forma persistente, esta posición, el PT le hizo un terrible y casi irreparable, favor a la Democracia.
En un país en que los blogueros son condenados a pagar indemnizaciones por decir que alguien es despreciable, la propia liturgia del cargo exige que un Presidente o una Presidente de la República usen la fuerza de la Ley para prohibir y ejemplarizar a quien los califica, pública y permanentemente, en Internet, de hdp, ladrón, bandido, asesina, terrorista, vaca, prostituta, etc, etc, etc. Y tal liturgia exige que esto se haga desde la asunción, no sólo para preservar a la autoridad máxima de la República, que no le pertenece a nadie en forma personal, ya que es conferida por el voto de millones de brasileños, sino, especialmente, para defender la democracia en un país y una región del mundo en que casi siempre estuvo amenazada.
Existe, por supuesto, la libertad de expresión, y existen la calumnia, el ataque a las instituciones, al Estado de Derecho, a la Constitución, que amenazan la estabilidad del país y la paz social, y el gobierno que elude la defensa de dichos pilares, en los cuales se fundamentan el Estado y la Nación, debería responsabilizarse directa, si no penalmente, por esta omisión.
Si Lula, Dilma, y otros líderes no se defienden, ni siquiera cuando son acusados de delitos como el descuartizamiento, el PT, como partido, hace lo mismo e incurre en el mismo error, al privarse de una defensa amplia y coordinada de la democracia – y no sólo en beneficio propio – dentro y fuera del entorno virtual.
En plena ascensión del discurso anticomunista y “anti-bolivariano” – Brasil ahora es un país “comunista”, con 55 mil millones de reales de ganancia para los bancos y 65 mil millones de dólares de Inversión Extranjera Directa el año pasado, y peligrosos marxistas, como Katia Abreu, Guilherme Afif Domingos y Joaquim Levy en el gobierno – su militancia insiste en vestirse de rojo como el diablo, como adoran recordar sus adversarios, cada vez que pone un pie en la calle. Esto, mientras raramente abandona, al mismo tiempo, el espacio de comentarios de los grandes portales y redes sociales, leídos por la mayoría de los internautas, a golpistas que se apropian de los colores de la bandera, ahora inclusive como un slogan.
Al hacer lo que están haciendo, el gobierno, el PT y el PSDB, están fortaleciendo una tercera fuerza, y especializándose en el peligroso arte de engordar a los cuervos.
¿De qué se alimenta la extrema derecha?
Del odio, de la violencia, del preconcepto, de la criminalización de la política, de la infiltración y de la preparación del Estado, del divisionismo, de la difusión terrorista de la calumnia, de los rumores y de la desinformación.
En el futuro, cuando se estudie el corto período de 30 años que nos separa de la redemocratización, se podrá ver con claridad – y esto lo echarán en cara los patriotas postreros, si es que los hay, en esta Nación – como la vacilación, la imprevisibilidad, la aversión a la planificación, la anemia partidaria y la más absoluta incompetencia por parte de la comunicación del PT, principalmente en la enumeración y difusión de datos irrefutables; y el irresponsable fomento al antinacionalismo y a la paulatina criminalización y judicialización de la política, por parte, con el PSDB al frente, de la oposición, consiguieron transformar el país libertario y nacionalista, que emergió de la lucha por la Democracia y que reunía a millones de personas en las calles para defender estos ideales hace 30 años, en una nación fascista, retrógrada, políticamente anacrónica, antinacional y conservadora, que reúne, ahora, en las calles, a personas para atacar al Estado de Derecho, el quiebre de las reglas que lo sustentan, y la interrupción del proceso democrático.
Un país cada vez más influenciado por una derecha “emergente” y embozada – abyecta y sumisa al extranjero y llena de prejuicios y arrogante con la mayoría de la población brasileña – estúpida, golpista y violenta, que está extendiendo su influencia sobre sectores de la clase media y del lumpen proletariado, y creciendo, como cáncer, en la estructura de la administración del Estado, en el área de seguridad, en los medios religiosos, en los medios de comunicación y en la comunicación.
Se destruyó la alianza entre la burguesía nacionalista y los trabajadores, que condujo al país a la Campaña de las Directas y a la elección de Tancredo Neves como primer presidente civil, después de 21 años de interrupción del proceso democrático.
Se destruyó la articulación de las organizaciones y sectores más importantes de la sociedad civil, en defensa del país, del desarrollo y de la democracia. Se destruyó, sobre todo, la esperanza y el nacionalismo, que, hoy, sólo persisten a un alto costo, en el corazón abnegado de patriotas que luchan, como Quijotes aguerridos e impolutos, en pequeñas organizaciones, y, sobre todo, en Internet, para evitar que la Nación naufrague, definitivamente, en medio de la desinformación, al escollo moral y a la apatía suicida de la actualidad; al pesado bombardeo de las fuerzas que codician, desde el exterior, nuestras riquezas; y que Brasil abandone y relegue, como quinto mayor país del mundo en territorio y población, cualquier intención que ya haya tenido de ocupar, de forma altiva y soberana, el lugar que le corresponde en el concierto de las Naciones.
Cuando se ve brasileños pidiendo a la Casa Blanca que interventa en la vida nacional, defendiendo la total privatización, desnacionalización y entrega de nuestras mayores empresas, a cambio, descaradamente, de comprar, como en el país del Tío Sam, por un real un litro de gasolina – si fuera por esta razón, ¿por qué no se mudan para Venezuela, y van a llenar sus tanques en estaciones de PDVSA, empresa 100% estatal, donde está costando 15 centavos? – tratando a los medios de comunicación extranjeros y pseudo organizaciones de todo tipo con sede en Europa y en los Estados Unidos como oráculos indiscutible a los que se debe reverencia y obediencia absolutas, los enemigos de Brasil se ríen, y se les hace agua la boca, anticipando la división y el deshilache de nuestra sociedad, y nuestra entrega y capitulación a sus dictámenes, con la definitiva colonización de nuestra Patria, y, sobre todo, del alma brasileña.
No hay mucho más para hacer – corriendo el riesgo de ser tildados una vez más de locos, ridículos y seniles, extintos, y sin más lugar en este mundo, que el de los reptiles que otrora cruzaban las planicies de Pangea – que pregonar, como João Batista, en el desierto, masticando las langostas del odio y del sarcasmo.
Es preciso reunir a los demócratas y a los nacionalistas donde los haya, para evitar y contraponerse, de forma inteligente, coordinada, al fortalecimiento descontrolado, ya casi inevitable, de las fuerzas antidemocráticas y antinacionales. El gobierno y la oposición – al menos la más equilibrada – necesitan dejar de echarle cebo a las aves de rapiña, que, dentro, y fuera del país, ansían y ya anticipan nuestra destrucción, y el control definitivo de nuestra población y de nuestras riquezas.
Cuando se hayan terminado, por el natural agotamiento e imposición de las circunstancias, los equívocos, las concesiones, los engaños, las omisiones, las pequeñas felonías, las traiciones a la verdad, al pasado y al futuro, ¿de qué se alimentarán los cuervos?

BRASIL: SOSPESA, DILMA Y EL SANTANDER













(LA ONDA DIGITAL - URUGUAY - Traducido por Cristrina Iriarte) - Dice la sabiduría popular que el pollo que sigue al pato termina muriendo ahogado. Siempre nos resultó extraño, a lo largo de los últimos gobiernos, la excesiva atención reservada, por la clase política brasileña, hacia lo peor que existe del empresariado ibérico, sobre todo los que vinieron de España a partir de los años 90.
Se creó en nuestro país, con el ingreso de Madrid en la zona euro, la ilusión de que España, que había pasado la mayor parte del siglo XX sumergida en una dictadura medieval y agraria, habría sido – mediante el simple cambio de la peseta por una moneda más valorizada – repentinamente promovida al desarrollo. En los siglos XIX y XX, en un proceso que se venía consolidando desde el derrocamiento de su Invencible Armada, Madrid vivió a la sombra de Inglaterra y de los EE.UU., que se apoderaron de lo que quedó de su imperio, en la Guerra Hispanoamericana de 1898.
De Cervantes a Picasso, España dio una gran contribución al mundo. Pero nunca fue el paradigma de de la iniciativa empresarial y de la pujanza que aportó aquí en la época del PROER y de las grandes privatizaciones.
Desde 2008, por lo menos, se sabe que la “fortaleza” ibérica estaba basada en miles de millones de euros en ayuda de los fondos de la Comunidad Europea y en cientos de miles de millones de euros en deudas, que dejaron a su paso un desempleo de casi el 30%, y miles de familias desalojadas y de jubilados perjudicados por los bancos.
Cuando se habla del IDH español, es preciso recordar que, por detrás de él, está una de las mayores deudas per cápita del mundo. Y que, si no fuese por el hábito de exportar sus problemas y sus desempleados hacia países como el nuestro, cada dos generaciones, los españoles no tendrían el nivel de vida que tuvieron hasta hace pocos años atrás. En la época en que, en América Latina, había mayoría de gobiernos neoliberales, los “empresarios” españoles eran recibidos, aquí, como potentados.
Y, lo que es peor, continuaron teniendo derecho a las mismas adulaciones después de la crisis, cuando sus ”grandes” empresas, altamente endeudadas, comenzaron a depender, como del agua para un pez en el desierto, de las exorbitantes utilidades obtenidas en territorio brasileño.
Siempre nos sorprendió – y sobre esto ya escribimos con anterioridad – el número de veces en que el Señor Emilio Botín – investigado, en el pasado, en su país y vilipendiado por gran parte de la población española – fue recibido en el Palacio por la Presidente Dilma.
Nunca es conveniente que un presidente de la República reciba personalmente a hombres de negocio y, mucho menos, si son extranjeros. Para esto existen los ministros, como el de Industria y Comercio o el de Hacienda, por ejemplo.
Si hubiese evitado las sonrisas y las fotografías que le brindó al dueño del Santander, en tantas oportunidades, con seguridad la Presidente Dilma se estaría sintiendo, ahora, menos avergonzada – después de la carta enviada por este banco a los “inversores”, criticando duramente la orientación y las expectativas económicas de su gobierno.

ESPIONAJE CONTRA ITAMARATY: ¿QUE HAY DETRÁS DE ITALEAKS?












(LA ONDA DIGITAL - URUGUAY - Traducido por Cristrina Iriarte) - Los “hackers” que se identifican como “anonymous”, involucrados en el espionaje contra el Itamaraty, pusieron en circulación, en internet, cerca de 100 mensajes de e-mail, intercambiados entre diplomáticos brasileños. Los mismos están siendo analizados por la Policía Federal y por el propio ministerio, para determinar su origen y autenticidad. El hecho que el Itamaraty haya sido elegido como blanco de espionaje es significativo y exige rigor en la identificación del origen y del propósito de los autores de la operación.

Cuando estalló el escándalo de Wikileaks, éste se basó, en buena parte, en la difusión de correspondencia diplomática – e-mails y mensajes internos – del Departamento de Estado, el Ministerio de Relaciones Exteriores de los Estados Unidos. No es ningún secreto tampoco, que a los norteamericanos no les agradó el hecho que las informaciones sobre el escándalo del espionaje de la NSA hayan sido divulgadas por el periodista inglés Glenn Greenwald, amigo de Edward Snowden, a partir del territorio brasileño.

Siempre existió la sospecha que los Anonymous, que desempeñaron un papel significativo en la campaña de desestabilización institucional promovida, a partir de internet el año pasado, en esta misma época del año, estuviesen ligados a intereses externos.

Los mensajes del Itamaraty elegidos hasta ahora para ser divulgados, contrarían, coincidentemente, todas ellas, posiciones norteamericanas y el discurso adoptado por los EE.UU. en la ONU, en la prensa internacional y en instituciones multilaterales, en temas en los cuales Brasil se ha opuesto a los Estados Unidos en los últimos años.

Este es el caso del rechazo a las sanciones contra Irán, de la defensa del diálogo, de la vía diplomática y del derecho al uso de la energía nuclear para fines pacíficos; del espionaje de Brasil por parte de la NSA; y de la defensa de Cuba, en cuanto a su clasificación por parte de los Estados Unidos, como estado terrorista – temas abordados en los mensajes difundidos. Si el grupo que está por detrás de la infiltración tenía la intención de poner a Brasil contra la pared, con la difusión de los documentos del Itamaraty, se trató – por lo menos hasta ahora – de un tiro por la culata.

Los documentos divulgados por Julian Assange y sus colaboradores en Wikileaks, dejaron en evidencia ante el mundo la arrogancia norteamericana; su falta de respeto hacia los otros países; hacia personalidades; hacia las reglas diplomáticas. Los documentos denunciaron también la nefasta y rastrera manipulación de las relaciones internacionales, a los efectos de preservar la actitud hegemónica e imperial con relación al resto del mundo.

Los e-mails del Itamaraty prueban – al menos por lo que fue divulgado hasta ahora – que somos, en el ámbito diplomático, una nación equilibrada, coherente y democrática, empeñada en la defensa de la paz, del multilateralismo y – salvo por expreso mandato de la ONU – del principio de no intervención, en estricta obediencia a nuestro texto constitucional